<<Corrían calle abajo juntos, entendiéndolo todo del modo en que lo hacían aquellos primeros días, y que más tarde sería más triste y perceptivo y tenue. Pero entonces bailaban como peonzas enloquecidas, y yo oscilaba entre ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un "¡Ahhh!">>.
O eso dicen Laura Navarro y Damián Flores, al mando de la nave de esta tienda de complementos online que estrena catálogo de mano de Ruiz&Marín para la temporada de primavera. Bonito, bonito de verdad.
- un día de dormitorio nos dimos cuentade que la vida no tiene sentido del romanticismo, pero lo compensa con un sentido del humor deliciosamente ácido...
Si este señor hubiera nacido justo un siglo después estoy convencida de que se hubiera dedicado a pintar modernitas y demás fauna nocturna. Anyway: Els Quatre Gats, traslado a París y "vive la bohème"... No está mal, ¿eh? Lo que no entiendo es porque es un completo desconocido hoy día.
Esto es lo que en el vocabulario científico de la blogosfera se denomina "peñazo". Esto es: la parrafada que nadie lee. Pero como este blog es egocéntrico y solipsista con premeditación y alevosía, pues lo pongo porque me sale de...
"la rayuela",
[...] En pleno contento precario, en plena falsa tregua, tendí la mano y toqué el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma, el magma del aire y de lo que se dibujaba en la ventana, nubes y buhardillas; entonces no había desorden, entonces el mundo seguía siendo algo petrificado y establecido, un juego de elementos girando en sus goznes, una madeja de calles y árboles y nombre y meses. No había un desorden que abriera puertas la rescate, había solamente suciedad y miseria, vasos con restos de cerveza, medias en un rincón, una cama que olía a sexo y a pelo, una mujer que me pasaba su mano fina y transparente por los muslos, retardando una caricia que me arrancaría por un rato a esa vigilancia en pleno vacío. Demasiado tarde, siempre, aunque hiciéramos tantas veces el amor la felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizás, más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad [...]
un desván de misantropía voluntaria para las noches de insomnio, un mosaico de destellos colmados de arte, con mis favoritos apilados, cualquier hallazgo que me alegre el dia y demás blablabla. la utopía de poner orden en mi colección de inspiraciones.